El cielo y el infierno: La percepción o creación de la realidad

Había transcurrido algún tiempo desde el último encuentro con el guardián y en mi mente por un lado las ideas se acomodaban encontrando respuestas internas que daban a su vez origen a nuevas interrogantes.
Se me había hablado de la ilusión del tiempo, y de como acceder al pasado pero. ¿Y el futuro?. De pronto como llamado por las inquietudes de mi mente se hizo presente el guardián y con él la ya familiar oleada de paz que me envolvió a modo de saludo.
Sin más preámbulos me dijo. El pasado y el futuro están íntimamente ligados con el presente y la percepción, y todos incluido el presente dependen del nivel de conciencia del observador quien incluso puede llegar a estar más allá del tiempo como es mi caso.
Imagina el tiempo y la realidad como una montaña. Quienes están más cerca de la cumbre, quienes han avanzado más y desde allí y solo por ello podemos decir que están más adelantados pueden percibir cosas que para los otros creerlas serían meros actos de fe. Los que están más cerca de la cumbre verían, como en la analogía de la hormiga, los caminos y las opciones que otros pueden recorrer, y hasta cumbres y horizontes invisibles para los demás. Solo por esa condición de la ilusión temporal parecen más avanzados, pero con el paso del tiempo todos llegarán a la misma perspectiva aunque cada uno puede incluso tomar su propio camino. En algunos casos el mismo puede ser juzgado como aparentemente más difícil y hasta peligroso, pero puede permitirle a quien decide seguirlo un más rápido avance, aunque al final el tiempo no importa.
Ahora bien -continuó el guardián- lo anterior es solo una manera de explicar en parte la ilusión de la percepción de la realidad y el tiempo pero tenemos otros factores.  En lo que percibimos como presente la realidad depende del yo o ego. La mayoría de las personas no cuestionan esta ilusión individual que paradójicamente puede actuar incluso de manera colectiva. Las personas creen que la realidad es una al igual que la verdad y sobre todo creen tener absoluta certeza y hasta exclusividad sobre ambas. Cuando dos o más de esas personas coinciden más o menos en sus percepciones en ciertas áreas al menos, por afinidad forman grupos para defenderla y en algunos casos hasta para imponerla.
Esa es la base de todo juego, desde los juegos más simples hasta los más complejos, todo es un juego de la consciencia. Dos bandos al menos, dos perspectivas producto de dos distintos sistemas de creencias donde cada una de las partes, cada yo, se adjudica el papel de bueno generalmente, juzgando como malo a aquello que percibe de si mismo inconscientemente como un otro yo separado. Un enemigo o adversario a quien se debe convertir, vencer o incluso en caso extremo destruir, sin tener consciencia de que es el mismo. Y es justamente esa dualidad ilusoria la que da origen al presente, a la percepción de la realidad de la que se deriva la percepción del cielo y del infierno.
Me podrías dar algunos ejemplos para aclarar todo esto por favor -solicité al guardián. No son ideas fáciles de asimilar, al menos desde el nivel de consciencia común donde yo me encuentro.
Partamos de tres ejemplos muy concretos y conocidos. Recuerdas que en el presente ciclo de la evolución de la actual humanidad hubo una etapa en que por lo burdo de la conciencia humana lo más que fue posible explicarle al hombre intentado entregarle una moral fue la llamada Ley del Talión que decía “Ojo por ojo”. Fue entregada como una ley de contención o autoregulación para las acciones, pero era demasiado brutal, reflejo de la consciencia colectiva de ese momento y produjo incontables tuertos y ciegos e igualmente mancos, cojos y hasta muertos.
A medida que la consciencia colectiva estuvo más preparada, los guardianes del planeta entregaron nuevas leyes a todos los pueblos. Dos ejemplos conocidos muy vinculados entre si por razones históricas son por un lado las llamadas declaraciones de Ma’at de acuerdo al antiguo libro egipcio de los muertos y el decálogo entregado al pueblo judío por medio de Moises.
Siglos mas tarde, la consciencia colectiva estuvo lista para nuevas ideas basadas en el perdón y el amor y no en el pecado y la culpa. Así es como se entrega a la humanidad el testimonio de Cristo y su nuevo y único mandamiento que decía ”Amaos los unos a los otros como yo os he amado”. Otras formas de tratar de difundir esta nueva consciencia fueron la llamada regla de oro que dice “Has a otros lo que quieras para ti” o su equivalente en negativo “No hagas a otros lo que no quieras para ti”. Y así se continuó por algunos siglos más con la expansión de la consciencia colectiva hacia las realidades superiores y del espíritu.
Intentaba seguir las explicaciones del guardián pero en mi interior resonaba la pregunta ¿Y todo esto que tiene que ver con la percepción del presente, el cielo, el infierno y hasta el futuro?.
Una vez más, de manera infinitamente paciente e intentando dar respuesta a mis inquietudes el guardián dijo. Para el momento presente la consciencia colectiva está lista para un nuevo impulso y así fue entregado, entre otros textos canalizados, el curso de milagros. Y como después de intentar estudiarlo y ponerlo en práctica durante más de siete años, aun cuando muy poco lo comprendas y menos hayas avanzado, al menos te es familiar y me servirá de perfecto ejemplo.
Ese texto dice algo fundamental para la expansión de la consciencia en esta nueva era planetaria que inicia y que es ejemplificado en el mismo texto de múltiples maneras. Muchos de los párrafos del curso pueden resumirse con la frase: Lo harás a otros y creerás que te lo hacen a ti. Esta es una ley fundamental de percepción y una llave que abre la puerta de la prisión de las ideas de la fijeza de la realidad sostenida durante incontables milenios en este ciclo y que permite iniciar un viaje más allá de las ilusiones hacia el sueño feliz donde se escapa de los infiernos fabricados por el ego individual o colectivo que son sostenidos por medio de la culpa y el miedo.
¡Te das cuenta del avance que implica esta afirmación! -dijo enfático el guardián-. En este nivel de consciencia convergen las ideas más revolucionarias o de frontera de esa ciencia en la que muchos de ustedes aun creen y que llaman física. Entre ellas la teoría de los llamados universos paralelos o multiversos, pero en este caso no como meras teorizaciones mentales de algo que pudiera existir, sino como experiencias que darían fe de su existencia y de la forma de acceder a ellos.
Así una persona imnersa en las ideas del dolor, el sufrimiento, la perdida y la carencia por medio de sus ilusorias acciones producto de sus creencias y nivel de consciencia puede llegar a manifestar sueños dolorosos pero en apariencia muy concretos como, en caso extremo el de una guerra u otro tipo de catástrofe. Sueño que incluso puede ser percibidos colectivamente, mientras que en ese mismo tiempo y espacio, ambos igualmente ilusorios, otras consciencias pueden estar percibiendo una realidad de pacífica transformación hacia nuevos niveles y posibilidades del ser y su realización. Para unos ese momento y circunstancia es percibido como un infierno y para otros como la apertura de las puertas del cielo. Pero no me refiero solo a que perciben lo mismo pero sus mentes lo interpretan de manera distinta como el caso del vaso medio lleno y el vaso medio vacío. ¡No!, me refiero a que literalmente están percibiendo cosas radicalmente distintas pues sus pensamientos y de allí sus acciones están creando una realidad que les sirve de espejo. Para unos todo es paz, esperanza, belleza, salud, fraternidad y para otros lo contrario en diversos grados según su consciencia.
Esos mismos pensamientos y acciones son los que definen que entre una infinidad de posibles “futuros” a los que puede accederse de manera dinámica, sea uno y solo uno de ellos el que se “materialice” como un presente, donde cada uno de los seres que se encuentran en el mismo nivel de consciencia coexisten en un aprendizaje temporal dentro de ese universo paralelo, dando lugar a múltiples realidades coexistentes donde los semejantes se atraen. Así hay quienes hace mucho trascendieron la ilusión del espacio y del tiempo y se encuentran experimentando la perfección del paraíso mientras que otros continúan atrapados en ilusión más o menos densas según su avance en un proceso de aprendizaje que, sin ayuda de quienes como yo están más allá de ella, podría durar miles de años o incluso ser interminable. Pero como ya te mencioné, ese proceso es continuo pues como te he recalcado tanto el tiempo no existe, así que el acceso a una nueva realidad puede incluso darse de forma instantánea en todo momento y lugar hacia una vivencia más cercana del paraíso.  Esta podríamos llamarla la mecánica del milagro activada por la fe o confianza de quien se pone en manos y solo en manos de la Mente Suprema. La decisión del momento de dejar el sueño de dolor y muerte es personal como dice el propio curso y la salida empieza cuando se está listo para aceptar la mencionada ley suprema de percepción. ¿Imagina que ocurriría en medio de cualquier guerra o conflicto, en cualquier lugar y cualquier tiempo, presente, pasado o futuro,  si de pronto todos y cada uno de los involucrados se reconocieran a si mismos y a los otros como hermanos e hijos de Dios y perdonaran a quienes hasta ese momento consideraban sus enemigos?.
Aquellas palabras del guardián evocaron en mi mente el recuerdo de las revelaciones entregadas a Victor Hugo más de un siglo atrás. En ellas se decía algo así como que ni un solo átomo en el universo puede sufrir cuando no le corresponde, si eso ocurriera el universo mismo se destruiría. 
Cada pensamiento y la acción correspondiente podríamos decir que abre un portal en el presente hacia universos o realidades paralelas -continuo el guardián-. Todas estas ideas están plasmadas de manera magistral en un antiguo relato, uno de tantos que aunque aparentemente ingenuos guardan la mayor sabiduría de los pueblos. En cierta ocasión un ladrón cuya vida había sido dedicada solo a la satisfacción de los instintos más mezquinos y egoístas tomaba un camino donde, sin el saberlo, antes de llegar a su destino debería encontrar la muerte. De pronto, sentado a la orilla de un arroyo donde fatigado reponía sus fuerzas a la espera de continuar su viaje o de la aparición de alguna de sus víctimas se percató de la presencia de un hormiguero que se inundaba por la crecida del río donde estaban atrapadas miles de hormigas. Algo interno en él, quizá por vez primera, tuvo compasión por otro y tomando un rama seca que se encontraba tirada a su lado, la tendió a modo de puente por medio del cual las hormigas pudieran escapar de una muerte segura. Aquel hombre continuó su camino pero ahora rumbo a un nuevo destino. 
Después de dejar un poco de espacio para mi reflexión el guardián continuo diciendo. Así la realidad percibida o vivienciada, incluido el espacio y el tiempo es solo una ilusión acorde al nivel de consciencia y nada más. Ni los ojos ni los otros sentidos perciben una realidad objetiva y concreta, sino que solo actúan como lo que siguiendo la forma de pensar contemporánea podríamos denominar proyectores holográficos del pensamiento mismo que vuelve real la igualmente ilusoria condición de la existencia del cuerpo que junto con incontables otras creencias colectivamente aceptadas como leyes entre ellas las de la medicina, la nutrición, la física, la economía, etc., etc. que solo actúan como prisión Leyes que por ser solo meros acuerdos colectivos son ilusorios y mutables en el tiempo, por lo que aquellos quienes han logrado al menos la corrección parcial de su mente pueden influir en la realidad de otros obrando milagros, pero no por su voluntad ni para su lucimiento personal, sino solo con ayuda y guía de la Voluntad y Mente Superior hacia la liberación del Ser.
Cuando se cree en leyes limitantes se experimenta o percibe temporalmente la realidad que ellas rigen. Cuando solo se aceptan como verdaderas las inmutables Leyes Superiores o divinas, entre ellas la unidad, la abundancia, etc., se vivencia solo un paraíso y sus milagrosas e ilimitadas posibilidades. Esta es la fórmula para fabricar infiernos en el tiempo o para crear un paraíso eterno y el recurso supremo para esto último entregado en ese curso es el perdón de las ilusiones y el no juicio por medio de la entrega a la Mente Superior.
Así entonces el final del juicio es el juicio final que permite que los muertos encerrados en ilusorios cuerpos, se liberen y resuciten a la vida verdadera, la vida eterna.