Los primeros contactos

Alrededor de un par de años  después, mientras jugaba solo en la estancia de la casa, de pronto dije a mi madre toma papel y lápiz, te voy a dictar un cuento. De mi boca empezaron a salir palabras a tal velocidad que mi madre tuvo que recurrir a la taquigrafía para no me perder detalle. El título de ese cuento que era “La metamorfosis del tiempo” hablaba de universos, sus destrucciones y de una nueva creación terrestre.
Aquella experiencias de infancia como tantas otras, para tantos otros niños quizá, habían pasado desapercibida y debieron trancurrir aun muchos muchos años de esta mi presente vida, apenas un instante en la eternidad del Ser, para que empezara a tener consciencia de como las mismas eran premonitorios avisos de lo que el destino me depararía. Pero algo en lo más profundo, empezaba a guiarme por la senda de la ciencias del siglo XX, como un primer acceso a profundos conocimientos alcanzados en pasadas edades según más adelante me sería revelado. Edades en que la Ciencia y el Espíritu eran Uno, y la consciencia de la humanidad era superior, pero yo, dormido, nada recordaba.
Si bien mi mente se interesaba en múltiples áreas del conocimiento humano entre ellas la química, la mecánica, la literatura, la música, etc., sentí desde los primeros años una especial fascinación por la electricidad y la electrónica y más tarde por las computadoras, manifestaciones energéticas materiales que serían fundamentales al inicio de la Nueva  Era, la Era de Acuario que apenas iniciaba.
Cada mañana despertaba entusiasmado con nuevas ideas de proyectos para armar. Todo tipo de “ingenios” y experimentos llegaban a mi mente, especialmente durante la noche, mismos que al día siguiente intentaba llevar a cabo buscando partes en mi improvisado laboratorio casero donde guardaba piezas nuevas o recicladas, y, en caso de no encontrarlas, partía rumbo a las tiendas especializadas, ubicadas en el centro de la ciudad, a comprarlos.
Todo eso me era tan natural y mi consciencia estaba aún tan adormecía que no era capaz de enfrentar la pregunta más profunda: ¿Como me llegaban esas ideas, de donde venían?, sin embargo, como para muchos otros, aunque ocultas, de manera muy íntima, esas preguntas vibraban en mi interior y ello me llevaba a leer cuanto podía sobre el llamado conocimiento oculto que habla entre otras muchas cosas de dimensiones superiores e inclusive inmateriales desde donde la realidad se crea.
Con el ilusorio paso del tiempo yo mismo iría comprobando a lo largo de mi actual vida, que las vibraciones de los momentos que conforman cada uno de los instantes en el tiempo presente se guardan y permanecen, como congeladas, y es posible acceder a ellas en un eterno retorno desde el instante presente o a las infinitas mutaciones custodiadas en los universos de las realidades paralelas que como un en el juego de Lilah, el milenario juego del conocimiento de si mismo se van desplegando según el yo va logrando acceder a los estados superiores del Ser, y donde la realidad es algo así como un holograma o un fractal en que El Todo está contenido en cada una de sus partes y es la limitación de la conciencia lo que impide el acceso a la perspectiva de Unidad y, la fragmentación, da lugar a las percepciones del espacio y del tiempo.
Como si de un profético entrenamiento más allá del espacio tiempo presente se tratara, dediqué incontables horas a dotar de mente a las máquinas, primero diseñando rudimentarios circuitos y máquinas digitales, y décadas después, por medio de programas en diversos niveles y lenguajes.
Dormido como me encontraba, me dominaba la perspectiva materialista y por tanto, intentando dar respuestas a el funcionamiento de la mente, el cerebro humano me fascinaba, sin embargo, sin saber que en un futuro regresaría a ser vegetariano, preferencia intuitiva que había sido obligado a abandonar en mi infancia por la forma de pensamiento de la época, había decidido explorar con las máquinas pensantes y no tomar el camino de la experimentación biomédica y la neurofisiología. Algo o alguien en mi adormecido ser me evitaba el karma (futuras consecuencias) de ser el responsable de infligir aun más sufrimiento a seres sintientes como son los animales.
Me extasiaba el tema de como esas máquinas podían ser dotadas de una aparente inteligencia por medio de la “inteligencia superior” de un diseñador. ¿Acaso podríamos nosotros como humanos ser programados por otras mentes?. ¿Podríamos desprogramarnos y reprogramarnos de manera análoga a lo que en décadas futuras se conocería en el argot del mundo digital como una actualización o Upgrade?. Si eso fuera posible que nuevas posibilidades se abrirían, nuevas capacidades y un hasta un “mejor desempeño” serían posible y hasta donde. ¿Hasta donde?.
El horizonte cibernético conocido alrededor de los años ochentas cuando apenas ingresaba a la Universidad a iniciar mis estudios de física era muy limitado. Faltaban más de dos décadas para que el Internet empezara a ser parte del consciente colectivo y se generalizara la profunda idea de la existencia de una mente colectiva, el World Wide Web o Gran telaraña mundial a la que era posible acceder desde ordenadores que a modo de cerebros individuales se interconectaban de manera global a escala planetaria.
Idea revolucionaria para los conceptos de la ciencia materialista de la etapa que ha dominado desde hace 400 años, desde el llamado Renacimiento hasta la llamada Revolución Industrial cuyos frutos fundamentales han sido el pensamiento determinista que con su método cierra el paso a lo milagroso, pero idea ampliamente manejada por los iniciados de todos los tiempos que hablan de La Mente Superior que es capaz de inspirar y dar guía a mujeres y hombres de la tierra siempre que estos permitían el acceso a esas ideas superiores y atemporales que hablan de valores trascendentes y universales. Una idea de Mente más allá del materialismo, una idea de Mente que considera en todo caso al cerebro humano solo como un medio (del latín: medium) con el cual es posible acceder a dicha Mente Universal o Superior, que es capaz de contener todo el conocimiento de la cuarta dimensión, el espacio-tiempo, y más, mucho más.
Sin embargo incluso aceptando las ideas anteriores de la existencia de una Mente Superior, queda la pregunta fundamental: ¿Como podría alguien conectarse con ella?.
En ese entonces aun no era capaz de darme cuenta de que incluso esas preguntas que sentía tan mías realmente no lo eran, sino que provenían de un llamado desde dimensiones superiores de esos seres invisibles que me rodeaban y daban guía (como a todos) y que lentamente me aproximarían un poco más a ser de capaz aceptar la oportunidad de entrar en niveles de contacto más profundo con ellos y recibir al menos algunos de esos secretos del tiempo que esos guardianes custodiaban y que a su vez debían ser entregados a todo aquel que se dispusiera a recibirlos de manera voluntaria, pues estos guardianes tienen como misión fundamental el dar guía a los humanos en el tiempo, en particular cuando las sombras nublan el horizonte del futuro, invitándonos a cambiar la ruta siempre hacia realidades colectivas más luminosas: De fe, libertad y gozo y no de miedo, esclavitud o dolor.
Durante mi adolescencia había tomado el hábito de fumar intentando calmar, de manera inconsciente, una hiperactividad mental que frecuentemente me tomaba, ideas, ideas, ideas en mi mente, una ansiedad sin descanso que el tabaco aminoraba al menos temporalmente. Después de un poco más de una década de ser fumador regular un llamado interno me llevó a incursionar en cuanto grupo de desarrollo espiritual o técnica de meditación se aparecía en mi camino, mismo que  exploraba en tanto encontraba resonancia conmigo y mi búsqueda. Poco a poco fui utilizando lo aprendido en la meditación y fui aprendiendo cada vez más a vaciar y enfocar mi mente y con aquel trabajo interno me fue posible manejar aquel flujo interminable de voces internas e ideas. Poco a poco empece a ganar más y más paz y eventualmente estuve listo para dejar de fumar de manera definitiva.
Además de los beneficios de dejar la dependencia del tabaco, la meditación me permitió empezar a experimentar cada vez más y más una gran paz y como beneficio adicional vivir sorprendentes experiencias. Un evento que yo denominaría un punto de inflección o parte aguas en este proceso ocurrió una mañana cuando salía de casa rumbo al instituto de investigación en astrofísica donde había trabajado desde hacía casi un par de décadas y que ya sin motivación ni interés alguno en la ciencia y sus métodos abandonaría algunos meses más adelante. Una voz interna, suave pero insistente a la vez susurró la siguiente pregunta ¿Estas seguro que tus pensamientos son tuyos realmente?. Literalmente la escuchaba resonar en mi interior. Algo interno me hablaba con una claridad y de una manera totalmente nueva y desconocida y me invitaba a reflexionar profundamente.
A partir de ese evento empezaron a darse más y más fenómenos que involucraban muy frecuentemente sorprendentes sincronicidades.
Llevando ya tiempo significativo de no recurrir al tabaco, de pronto empezaron a manifestarse síntomas agudos en el aparato respiratorio en particular la fosa nasal izquierda y la parte superior del paladar. Estos aparecían de repente y mi mente entraba en estados de consciencia donde se alteraba profundamente mi percepción del paso del tiempo. Inicialmente algo en mí entraba un poco en el miedo, ese miedo que años antes me hubiera llevado corriendo a buscar ayuda médica, desoyendo la sabiduría de mi propio Ser y de mi cuerpo que me estaban dando un regalo por medio de esta experiencia. Pero para esta etapa, en lugar de dejar que aquella emoción negativa me tomara, la misma voz interna me indicaba que me dejara llevar y que, a modo de meditación, enfocara mi mente en observar sin juicio la experiencia por la que estaba atravesando. Como una ayuda adicional, esa misma voz interior me daba sincrónicas indicaciones donde al hacer aquello a lo que se me invitaba fui recibiendo respuestas.
Un método muy comúnmente utilizado durante un tiempo fue el de realizar insistentes sugerencias a dejar lo que estaba haciendo y prender la televisión, misma que para ese entonces ya prácticamente no miraba. Esa voz interna me invitaba de manera insistente pero a la vez profundamente respetuosa. Algunas veces me encontraba en medio de una actividad que estaba disfrutando y que en algunas veces para realizarla había tenido que hacer bastante trabajo preparatorio y de ninguna deseaba suspender, pero la invitación era como la de la llegada de un querido amigo que sorpresivamente sin avisar me invitaba a dejar lo que hacía y lo acompañara. Yo por mi mismo no lo hubiera hecho pero con esa presencia era natural el cambio de planes. Así de concreta era la sensación solo que “el amigo” era invisible.
Dando respuesta concreta a mi inquietud por las sensaciones de inflamación de los senos nasales se empezó a hacer recurrente un mensaje que siempre llegaba por medio de películas sobre contactados y extraterrestres. La primera que fue fundamental para empezar a comprender lo que me estaba ocurriendo trataba de como estos mismos síntomas habían sido reportados por Betty y Barnie Hill quienes en los sesentas habían tenido experiencias de contacto y decían haber recibido mensajes telépáticos. La segunda película que fue utilizada de manera reiterada a modo de encuentro síncrónico fue la conocida película del director Steven Spielberg titulada “Encuentros cercanos del tercer tipo ” (Close Encounters of the third kind) de 1977, donde el protagonista (junto con otras personas reciben un llamado a una montaña. En una de las escenas Claude Lacombe a cargo del proyecto de investigación (papel interpretado por el director francés François Truffaut) interroga al protagonista sobre como supo del evento y le pregunta, entre otras cosas, si ha tenido sensaciones como inflamación en los senos nasales.
La entrega de respuestas por medio de reiteradas sincronicidades de alguna manera me tranquilizaba al respecto de lo que me estaba ocurriendo pero si bien mi forma de pensamiento estaba abierta a la existencia de vida extraterrestre y hasta de seres multidimensionales, mi interés no se encontraba centrado de manera específica en el tema de los contactos extraterrestres, aun cuando de manera inconsciente me había estado rondado toda mi vida. Definitivamente en más de una manera mi forma de pensamiento producto de mi deformación dentro de la ciencia racional materialista, una deformación que en el fondo nunca me había dado respuestas del todo, se estaba transformando radicalmente. 
En otra ocasión la misma voz me invitó a profundizar sobre Benjamin Solarí Parraviccini, un vidente argentino del que tuviera conocimiento por medio de las transmisiones de Canal infinito, que cumpliera un gran papel de difusión particularmente en los paises hispanoparlantes de América antes de la llegada de You Tube y que más tarde fuera adquirido y transformado radicalmente por intereses menos espirituales tendientes en bloquear una vez más la difusión de esas perspectivas. La insistencia de la voz era que investigara los mensajes que el denominado Nostradamus argentino había dejado y de los cuales tan solo conocía unos cuantos. Internet me daba la posibiliad de hacer ese trabajo. Reuní y ordené por temas tantas psicografías como pude encontrar y fui obteniendo nuevamente profundas respuestas, además de deleitar mi ser con las estética de sus simbólicos dibujos.
Entre tantas de ellas sobre muy diversos temas, existe una linea fundamental que advierte de manera enfática de la posibilidad de una realidad terrible de guerras y catástrofes para la humanidad, que puede evitarse por medio del contacto superior dando entonces paso a una luminosa Nueva Era de Paz. En medio de esto se habla de secretos sobre la exploración espacial que se develarían a finales del siglo XX y cambiarían la perspectiva de la humanidad y su Historia. Muy especialmente encontraría respuestas en psicografías como las que transcribo a continuación.
“Cerebros vivos hablarán con cerebros astrales y darán al mundo la hora a empezar y hablar del cerebro vivo morador de atmósferas, de latido del universo. De uránico avasallante. Del ojo en el levante del unicornio volador de la cabellera estática del espacio. De las hienas de las arenas corrientes del pentágono azul y de sus tres estrellas, de la forma de clases y de los sistemas solares de las lácteas”.
 ”Aparecerán volando las alturas círculos de luces, trayendo seres extraños de otros planetas. Sí, sí, serán los que vinieron a poblar la tierra, se dirá, y se dirá bien. ¡Sí! Los que se llamaron ángeles en el Antiguo Testamento, o la voz de Jehová, serán. Y de nuevo se les verá y se les verá y se les escuchará” (1938).
“Los seres serán telepáticos con el correr del tiempo. Existen ya, y ya saben de su cualidad y la esconden. Día llegará que será a toda luz y no asombrará”. (1938)
Muy frecuentemente algo me indicaba que buscara por internet sobre temas, o que incluso me trasladara a buscar un libro teniendo solo el título del mismo y sin saber nada más. Aunque más de una vez incluso fui llevado a sitios, bosques, montañas y valles, no siempre con el propósito consciente en mi mente del por que de aquellas experiencias pero siempre, con el paso del tiempo, tarde o temprano alguna sincronicidad como un texto, un comentario o incluso hasta una voz me revelaba el propósito.
Incontables encuentros se fueron dando durante una etapa. Las voces fueron especialmente intensas a las 03:33 hrs., momento sincrónico dentro del intervalo de la madrugada que ellos mismos revelarían es especialmente propicio para el encuentro con los mensajeros del alba como se autodenominaban.  Conectado con ese horario era casi cotidianamente despertado con ideas, títulos de libros, páginas por buscar e indicaciones de que hacer con todo ello. Así, con las instrucciones recibidas nació inicialmente el blog retornosagrado y más tarde alrededor de un centenar de blogs todos conectados con el sitio central, trabajo que fuera antecedente a este texto. Una ardua tarea pero que sin embargo surgía de manera espontanea  y natural.
Otra forma de entrega de respuestas significativas fue la materialización. Si, literalmente la materialización de diversos objetos entre ellos libros, mismos que después de que se me indicara dirigirme a cierto lugar o tomar algún objeto, aparecían.
Entre ellos se encontrarían textos muy raros como por ejemplo el titulado “Conversaciones con la eternidad” de Victor Hugo, denominado su obra olvidada, donde el gran escritor francés del siglo XIX revelaba detalles de los múltiples contactos que había tenido en la etapa final de su vida con espíritus, seres  de otras dimensiones, incluso con la muerte y más allá.
Uno de los párrafos de dicho texto confirmaba lo anteriormente informado una vez más. A Victor Hugo se le había señalado que su trabajo final debía esperar y ser entregado hasta finales del siglo XX. y para estos tiempos le fue revelado lo siguiente:
“Ha recaído en esta generación el deber de asistir a estos hermanos residentes en las estrellas a transformar la tierra”
Si bien llegaban cada vez más y más respuestas , reconozco que estas y la realidad que implicaban no me eran tan fáciles de asimilar. 
Las experiencias de inflamación del seno nasal, paladar y canal auditivo izquierdos prosiguieron durante muchos meses. Empezaban con una sensación de silenciosa saturación mental, que lograba manejar siguiendo las indicaciones recibidas inicialmente. Dejaba todo y me dedicaba a estar conmigo mismo y a centrarme en mi respiración intentando no preocuparme por nada. Al inicio me angustiaba tener que moverme dentro del tiempo, citas, fechas, pero poco a poco me di cuenta que esos episodios siempre ocurrían como de manera planeada, anticipando periodos donde no tendría que cumplir con obligaciones o que si confiaba estas se resolvían de maneras milagrosas lo que me permitía solo centrarme en mi mismo y mis experiencias. 
De pronto se me ayudó a recordar una técnica que más tarde se me revelaría había utilizado en otra vida. Desde hacía muchos años atrás, al iniciar con la práctica de ejercicios energéticos y de meditación, había aprendido a mantener ya hasta de manera inconsciente y por tanto permanente la lengua pegada al paladar. Ahora se me enseñaba a presionar con la punta de la lengua la parte posterior del mismo del lado izquierdo y con ello poco a poco fui logrando remover una mucosidad dura, como pequeños cristales, alojada entre los tejidos. Al final de la experiencia que podía durar varias horas en el tiempo común pero que yo vivía como atemporal, aquellos conductos quedaban limpios y con una sensación de suavidad y humectación deliciosos. Para cuando esto ocurría el estado alterado había desaparecido y regresaba al tiempo, “sabiendo que sabía algo más” pero sin saberlo conscientemente y por tanto sin poder comunicarlo al no poder ponerle palabras.
Poco a poco la sensación de ir removiendo impurezas que obstruían particularmente mis conductos del lado izquierdo se fue profundizado. Sentía como mes con mes, producto de aquellas intensas experiencias, eran removidas poco a poco capas más y más profundas que según fuera revelado permitirían la llegada de más energía vital (también llamada chi, prana o energía nerviosa) y con ello un mayor funcionamiento de mi hemisferio derecho o lado femenino vinculado con la intuición. Igualmente era claro que la fosa derecha conectada con el hemisferio izquierdo se encontraba bastante más despejada pues, la parte racional la había desarrollado mucho más de manera consciente a lo largo de mi vida.
Sin embargo las experiencias iniciales fueron realmente intensas e incluso dolorosas. Aquellas mucosidades como arenillas eran como duros cristales que al empujar con la punta de mi lengua por entre los tejidos de mi paladar literalmente me raspaban. Incluso durante un considerable lapso de tiempo sentí como mi respiración empezó a suceder por nuevos canales nasales y aquel cambio se manifestó  incluso en la parte exterior de la nariz donde unos  pequeños puntos de tejido a los lados de ambas fosas se empezaron a tornar rojos, y a inflamarse hasta que de pronto se reventaron, y si bien era fácil detener el sangrado, este ocurría al menor rose y era muy abundante. Algunos meses después  cuando esta etapa quedó atrás y las paredes de los tejidos de esos puntos se fueron engrosando me fui dando cuenta que mi respiración, regresaba a los conductos antes acostumbrados, pero ahora era mucho más profunda e intensa y con un mayor balance. Fue entonces cuando empece a comprender que de manera análoga al caso de un río, cuando se inicia la construcción de una presa es necesario abrir canales temporales para no interrumpir el vital fluido que en el caso de la respiración es el aire. Un maravilloso ejemplo de la increíble y compleja ingeniería guiada de manera natural en el interior de nuestro cuerpo. ¿Acaso si me hubiera dejado llevar por el miedo y hubiera recurrido a un “experto” o me hubiera sometido a alguna clase de cirugía, hubiera detenido un maravilloso proceso de transformación interna?.
De múltiples maneras o por diferentes medios hablaban de lo fundamental de alcanzar el equilibrio entre ambos aspectos, el masculino y el femenino para ser capaz de verdaderamente empezar a desarrollar una Comprensión Superior. Y aun cuando muy poco he avanzado el camino ha sido muy muy arduo. Solo sé que en esos episodios ocurrían cosas, soñaba, a veces llegaban visiones. Así se me despertó el ansia nueva por la astrología, área del conocimiento  cuya comprensión fundamental me fue revelada en tan solo un fin de semana, hecho que me llevaría al estudio sistemático de la misma durante un tiempo y sería el pretexto para el encuentro de una de mis compañeras, apasionada de vida por la misma.
Sin embargo este proceso tenía aspectos nada fáciles. Como si mis hemisferios cerebrales estuvieran siendo separados internamente y restringido el acceso del izquierdo. Durante no pocos meses casi no comprendía lo que leía y mis procesos mentales se limitaban más bien a comprensiones holísticas por medio de la metáfora, la analogía y las imágenes, pero con una enorme limitación para percibir el transcurso del tiempo. Igualmente mi capacidad verbal y de escritura se tornaron profundamente torpes. Muchas veces las ideas que quería expresar se quedaban dentro de mi parcialmente y las frases que entregaba al exterior eran confusas para otros. Igualmente la audición se incrementó considerablemente, podía escuchar sonidos mucho muy distantes e imperceptibles para los demás y hasta el vació creado al abrir normalmente una puerta lastimaba mis oídos. Ni que decir del caso de azotónes u otros ruidos intensos.
Igualmente podía percibir energías invisibles para otros, condición que me provocaba un “asco” muy intenso y me obligaba a cuidar de manera exagerada la higiene, exacerbando mi hábito de vida de lavarme las manos y tratar de cuidar enfáticamente el manejo en los alimentos especialmente. Situaciones internas muy difíciles de comprender y seguir para aquellos que me rodeaban pues mis percepciones no eran parte de su realidad y ello me condujo a un importante nivel de aislamiento del mundo y las personas como fuera el caso de personajes conocidos como Howard Hughes y Nicola Tesla, aunque por razones obvias no a niveles tan graves.
En una etapa más adelante empecé a cocinar de pronto, de la nada, comida intermacional, Indú, etc., todo ello en versión vegetariana. Hasta unos años antes mis habilidades culinarias casi se reducían a cocinar huevos, quesadillas y carne. Había dejado mi vida anterior, eran constantes las revelaciones, me dedicaba a meditar, a caminar, a escribir y ahora a cocinar. Un cambio radical para una persona dedicada de por vida a la ciencia y sus supuestos avances, así como a la tecnología. Definitivamente mi parte femenina estaba siendo activada de manera radical, incluso se despertó el interés en la decoración pues mi sensibilidad y necesidad de un entorno grato a mi alrededor, facultad que siempre existió pero que se mantenía muy adormecida. El contacto con lo natural se convirtió en algo fundamental y de este fue que surgió una compresión de la belleza, la armonía, la simpleza. Incluso la música, una mis grandes pasiones de toda la vida, vibraba dentro de mi Ser interno expresándose a través de mis manos con una renovada frescura y espontaneidad, en particular en uno de los instrumentos que más amaba y había cultivado a lo largo de mi vida. El piano.